domingo, 25 de octubre de 2009

Masters del universo … submarino, en Mabul

Cuatro días, cuatro, pasamos en la pequeña isla de Mabul, en el mar de las Célebes, a 30 km de la costa suroeste de la provincia malaya de Sabah, en el noroeste de Borneo. Nos dedicamos básicamente a sacarnos el curso PADI de buceo en aguas abiertas, ya que visitaremos excelentes zonas de buceo en los próximos meses y no queríamos perdernos los puntos de interés ni debajo del agua. De hecho, allí, terciando una botella de ron filipino para amenizar alguna tranquila velada con nuestros compañeros de buceo (y alguno también de copas en Bali, desde donde publico este post), nos emocionamos con la posibilidad de ir a Filipinas (¡estaba tan cerca entonces!) a ver tiburones ballena… Só Deus sabe! – que dicen los brasilerios.


Buceamos principalmente en Mabul y en el atolón de Kapalai, y hemos visto casi de todo: tortugas enormes, peces cocodrilo, pulpos, rayas de varios tipos, barracudas, peces trompeta, caballitos de mar, una morena gigante, así como un sinfín de peces raros y curiosos cuyos nombres son un misterio para mí. Como mi ignorancia es muy atrevida, me impresionó muchísimo un bicho raro con cara muy fea, como la del enemigo de Jack Sparrow en Piratas del Caribe, que he tardado en identificar como una especie de sepia. La verdad es que nunca había visto una lejos de un plato con mahonesa; debe de ser que en el Guadiana no se pescan estos ejemplares.

Pero sin duda el bicho más grande que vimos, al margen de las tortugas, fue la morena gigante, que debía de medir casi tres metros de largo, tenía una cabeza como un balón de playa y el lomo ancho como el muslo de un caballo. ¡Im-presionante!

Y el más peligroso era, sin saberlo nosotros, el pez piedra, muy difícil de advertir por su logrado camuflaje, que le hizo pasar inadvertido excepto para los ojos de nuestro monitor de buceo Johny Pimpollo. Al parecer su veneno es tan potente como el de una cobra y si se te clava una espina en menos de dos horas estás en el otro barrio. Afortunadamente, seguimos el consejo de Pimpollo de “si es muy bonito, muy feo, o no sabes lo que es, no lo toques”, así es aquí seguimos contando historias de este gran barrio nuestro.

De todas formas, como todos los que estábamos en la isla, lo que realmente nos hubiese gustado es sumergirnos en el verdadero paraíso submarino, idolatrado por Jacques Cousteau como una de las mejores zonas de buceo del mundo, que es la cercana isla de Sipadán, con una pared vertical de coral de 600 metros junto a la que abundan varios tipos de tiburones y otros bichos grandes. Existe un número limitado de personas (120) que pueden acceder diariamente a la isla, y todas las agencias y resorts parecen tener siempre sus cupos llenos (a pesar de los precios), y eso que es temporada baja. Lo intentamos todo (excepto reservar con antelación, claro :-(), incluso hablamos con una española que lleva viviendo en Mabul más de un año y trabaja como gerente de uno de los resort de lujo, pero no hubo nada que hacer. ¡Otra vez será!

Lo disfrutamos a lo grande de cualquier manera, y estoy convencido de que haremos nuevas inmersiones en otros lugares hasta convertirnos, si es que no lo somos ya, en masters del universo … submarino.

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