martes, 5 de enero de 2010

Otra de libros y una historia sobre Gabilondo

The beach (La Playa), de Alex Garland


Esta novela llevada al cine (aún no vi la peli, pero pronto lo haré) es una rayada genial, una ida de olla creciente del protagonista, un joven mochilero que acaba encontrando lo que no sabe si estaba buscando: una idílica playa, alejada del mundanal ruido, en la que retozar y disfrutar de la vida retirada (como la oda de Virgilio) junto con otros afortunados. Por supuesto, no todo termina siendo tan idílico, porque aunque “la vida puede ser maravillosa”, no siempre lo es.



Voices from S-21 – Terror and history in Pol Polt’s secret prison, de David Chandler

Las 50 páginas que me leí de este excelente trabajo de investigación fueron más que suficientes para hacerme una idea de las atrocidades cometidas por el régimen del Khmer Rojo contra su propio pueblo. Lo peor, seguramente, fue la semilla de desconfianza sembrada entre los propios camboyanos.


The Quiet American (El americano tranquilo), de Graham Greene

Esta novela ambientada en la Primera Guerra de Indochina (librada por los franceses contra el Vietminh), muestra cómo los altos ideales –ejemplificados por un inocente americano que trabaja para su gobierno en Saigón alentando una Tercera Fuerza que, en un momento dado, pudiera llevar la democracia a un Vietnam independiente– quedan en un segundo plano, al ser derribados por el simple curso de la vida, por las pasiones humanas y, muchas otras veces, por diversos, insospechados y cambiantes intereses político-económicos. También apunta, esta vez a través del otro protagonista principal (y narrador) del libro, lo poco realista que resulta mantenerse verdaderamente neutral y no tomar partido ante muchas situaciones, por más que uno quiera (especialmente para un periodista ante una guerra, como es el caso en la novela).

Y es que lo humano es implicarse de una u otra forma, y uno siempre encuentra razones para hacerlo… En relación con este tema, os cuento una pequeña historia.

Hace años Iñaki Gabilondo dio una interesante conferencia en el Colegio Mayor Mendel, en el que el que yo vivía, por cierto. El gran orador y periodista, pudiendo hablar de cualquier tema, dedicó algo más de una hora a defender la independencia y honorabilidad de la profesión periodística, tratando de legitimar a los de su ramo (en realidad él se refería sólo a los “verdaderos periodistas”) como los ojos y los oídos del mundo, transmisores de la verdad al ejercer su profesión dentro de la ética que él defendía. Muy interesante.

Por entonces, yo seguía el tema de la “guerra digital” por los derechos del fútbol, en la que, como es bien sabido, PRISA (hace años concesionaria, sin concurso alguno, de un canal de televisión en abierto) tenía (y aún tiene) muchos intereses. Le pregunté si todos esos principios de los que nos hablaba aplicaban también cuando los intereses económicos de la empresa que pagaba al periodista estaban en juego (como en el ejemplo de PRISA y la “guerra digital”).

Su enérgica y contundente respuesta no hizo más que confirmar lo que todos sabemos, que todos somos humanos, y hasta Iñaki (el que dio la noticia de los terroristas suicidas el 11-M), toma partido y se enfada si tocan al Imperio del Monopolio, como denominaba J.M. García a PRISA, ahora en situación tan grave.

Y eso es todo por ahora, amigos.

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